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La migración de personas hacia México desde la frontera sur es un fenómeno que lleva varias décadas, pero en los últimos años se ha incrementado de manera notable. Centroamericanos de diversos países huyen de la violencia y la miseria que padecen en sus lugares de origen y, en la mayoría de los casos, transitan por México con el fin de llegar a los Estados Unidos  con la ilusión de encontrar una mejor vida. Durante su transito por este país casi todos son víctimas del abuso de criminales y de la violación a sus derechos humanos.

 

Durante el gobierno de Felipe Calderón y su “guerra contra el narcotráfico”, la población migrante resultó muy afectada, pues aumentaron los asaltos, secuestros y asesinatos. A los sobrevivientes de estos delitos se les concedía de inmediato una visa humanitaria que les permitía trabajar de manera temporal en el país, hasta que encontraban la forma de llegar a la frontera norte.

 

Con el mandato de Peña Nieto esta política cambió por completo. Con el pretexto de  “proteger a los migrantes de la delincuencia“ y bajo el manto del llamado Plan Frontera Sur,  ya no se les permitió subir al tren que los transportaba hasta la frontera norte, para lo cual se colocaron un mayor número de retenes, a cargo no sólo de la policía migratoria, sino de la policía federal y hasta del propio ejército, con la consigna de “aquí no pasa nadie”. Con esta medida la frontera del Suchiate, en los hechos, se ha corrido hasta el Río Bravo. A partir de entonces, las deportaciones de centroamericanos en Estados Unidos bajaron notablemente, mientras que, por parte de la migración mexicana, se incrementaron a más del doble con respecto al año pasado.

 

Estas nuevas condiciones convirtieron a la Ciudad de México en un lugar de paso y de permanencia para los migrantes, al cual llegan caminando a fin de rodear las garitas y retenes migratorios que hoy proliferan en todo lo largo y ancho del país, así como en los alrededores de la ciudad.

 

Esta situación ha motivado a diversas organizaciones civiles de derechos humanos a responder a la crisis humanitaria que ha desatado el actual régimen. Parte de esta respuesta la dieron Sin Fronteras, Casa de los Amigos, Casa del Refugiado  y El Comité de Solidaridad y Derechos Humanos Monseñor Romero, quienes impulsaron la creación de Casa Tochán, la cual está coordinada por ésta última organización. En este lugar hallan albergue y ayuda temporal gran número de migrantes centroamericanos.

 

El objetivo de Casa Tochán es recibir a migrantes, refugiados y víctimas de diversos delitos, que vienen enviados, sobre todo,  por Sin Fronteras, OIM (Organización Internacional para la Migración) y Casa del Refugiado, instituciones que tradicionalmente atienden a esta población. La idea es apoyarlos para su inserción en la sociedad mexicana, para que en su estancia en este lugar puedan conseguir trabajo, después poder rentar casa y así ir adaptándose a una nueva vida en México. También se recibe a personas que canalizan algunos albergues del sur del país, como los Coordinados por Fray Tomás en Tabasco, Solalinde en Oaxaca y Norma Romero en las Patronas.

 

Con el fin de apoyar este trabajo, que se lleva a cabo exitosamente a pesar de los recursos materiales  tan precarios con los que cuenta, realizamos esta muestra de grabados de artistas mexicanos y alemanes, gracias al apoyo de Oekumenisches Buero fuer Frieden und Gerechtigkeit e.V. (Oficina Ecuménica por la Paz y la Justicia), Galería Die Färberei y UAM-X.

Die Migration von Menschen nach Mexiko von der Südgrenze aus ist ein Phänomen, welches es seit vielen Jahrzehnten gibt , sich aber in den letzten Jahren verstärkt hat. Die Menschen fliehen vor der Gewalt und dem Elend, welches sie in ihren Herkunftsländern erleben müssen. In der überwiegenden Mehrzahl von Fällen durchqueren sie Mexiko, um in die Vereinigten Staaten von Amerika zu gelangen in der Hoffnung, dort ein besseres Leben führen zu können. Auf ihrer Durchreise durch Mexiko werden fast alle von ihnen Opfer  von Menschenrechtsverletzungen und Übergriffen durch Kriminelle.

Zu den Regierungszeiten von Felipe Caldéron und seinem “Krieg gegen den Drogenhandel”, wurden die Migrantinnen und Migranten stark in Mitleidenschaft gezogen, da die Zahl der Überfälle, Entführungen und Morde deutlich anstieg. Die Überlebenden dieser Verbrechen bekamen unverzüglich das Visum aus humantiären Gründen (visa humanitaria) ausgestellt, welches ihnen erlaubte sich vorübergehend im Land aufzuhalten und zu arbeiten, bis sie eine Möglichkeit gefunden hatten an die nördliche Grenze zu gelangen.

In der Amtszeit von Peña Nieto hat sich diese Politik vollkommen verändert. Unter dem Vorwand “die Migranten vor Kriminalität zu schützen” und unter dem Deckmantel des sogenannten “Plan Frontera Sur” (Plan de Südgrenze) ist es nun verboten auf dem Zug zu reisen, welcher sie bis dahin bis zur Nordgrenze gebracht hatte. Um diesen Plan durchzusetzen, wurde die Anzahl der Kontrollpunkte im Inneren des Landes erhöht, bei denen mit der Parole “Hier kommt niemand durch“ nicht die Migrationspolizei sondern auch die Bundespolizei und sogar das Militär aufegstellt sind. Durch solche Maßnahmen wurde die Grenze in Suchiate faktisch bis zum Rio Bravo erweitert. Währende seit dem die Anzahl der Abschiebungen in den USA deutlich nachgelassen hat, steigte die Anzahl der Abschiebungen in Mexiko um mehr als die Hälfte im Vergleich zum Vorjahr.

Diese neuen Bedingungen haben Mexiko-Stadt zu einem Ort der Durschreise und des vorübergehenden oder dauerhaften Aufenthaltes für Migranten gemacht. Dorthin gelangen sie zumeist zu Fuß, um die Kontrollpunkte und die Polizei zu umgehen, welche sich heutzutage im ganzen Land und auch im Umland der Hauptstadt befinden.

Diese Situation hat verschiedene Menschenrechtsorganisationen dazu motiviert auf diese humantäre Krise zu reagieren,  welche von der derzeitgien Regierung ausgelöst wurde. So haben sich die Organisationen “Sin Fronteras”, “Casa de los Amigos”, “Casa del Refugiado” und das “Comité de Solidaridad y de Monseñor Romero“ zusammengeschlossen, um unter anderem  gemeinsam die “Casa Tochan” zu gründen, welche vom “Comité Monseñor Romero” koordiniert wird. In der Casa Tochan finden Migrantinnen und Migranten aus Zentralamerika eine vorübergehende  Unterkunft und Unterstützung.

Casa Tochan hat sich das Ziel gesetzt, Migrantinnen und Migranten, Flüchtlinge und Opfer von Gewalttaten aufzunehmen, welche zumeist durch Organisationen wie Sin Fronteras, IOM (Internationale Organisation für Migration) und Casa del Refugiado vermittelt werden. Dabei soll ihnen geholfen werden, sich in der mexikanischen Gesellschaft einzuleben, damit sie während ihres Aufenhaltes eine Arbeit finden und eine Wohnung mieten können und so erfolgreich dazu in der Lage sind, ein neues Leben in Mexiko zu führen. Außerdem werden auch Menschen aufgenommen, die von anderen Migrantenherbergen im Süden des Landes vermittelt werden, wie zum Beispiel die von Fray Tomás in Tabasco, Solalinde in Oaxaca und Norma Romero (las Patronas) koordiniert werden.

Um diese Arbeit zu unterstützen, welche wir trotz der präkeren Lage unserer materiellen Ressourcen erfolgreich durchführen, laden wir interessierte Grafikkünstlerinnen und -künstler ein, an einer Ausstellung mit dem Thema “Migration und Flüchtlinge” teilzunehmen, welche im August in München und im Oktober in Mexiko-Stadt stattfinden wird.

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